Visión

Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC) Y Ejercicio Físico

Por Federico Rossi, profesor de Educación Física. U.N.L.P, máster en actividad física y salud 

La enfermedad pulmonar obstructiva crónica se caracteriza especialmente por una limitación crónica al flujo aéreo que no es totalmente reversible. La limitación al flujo aéreo se asocia a una respuesta inflamatoria anormal de los pulmones a partículas nocivas y gases, principalmente al humo del tabaco. La EPOC es la cuarta causa de muerte en el mundo y en España en el año 2008 las enfermedades vías respiratorias inferiores representaron la cuarta causa de muerte.

Tradicionalmente, el tratamiento farmacológico y la oxígeno-terapia han sido los pilares fundamentales en el abordaje de la enfermedad. Sin embargo, estos no han resultado completamente efectivos en la mejora de la discapacidad funcional y el deterioro en la calidad de vida de estos pacientes.

La intolerancia al ejercicio físico constituye uno de los principales factores limitantes en la realización de las actividades de la vida diaria de estos pacientes y viene motivada fundamentalmente por la presencia de disnea, es la sensación de falta de aire y fatiga.

El origen de los mismos es multifactorial. 

1. Limitación en la ventilación pulmonar. 

2. Disfunción muscular por desacondicionamiento físico. 

3. Presencia de inflamación sistémica. 

4. Ineficiente intercambio de vacío seometabólico. 

5. Frecuente coexistencia con enfermedades cardiovasculares.

Dentro de este proceso multifactorial, la disfunción muscular periférica debida a un desacondicionamiento físico ha sido reconocida por la comunidad científica como el factor clave que contribuye a la intolerancia al ejercicio físico, a la movilidad y al riesgo de mortalidad.

Ejercicio físico en la prevención y tratamiento de la EPOC

La conclusión a la que han llegado varias sociedades científicas y clínicas como la American Thoracic Society o la European Respiratory Society es que el ejercicio físico es el componente fundamental y clave dentro de un programa de realización pulmonar en el tratamiento y la prevención de la progresión de la enfermedad.

Un programa de ejercicio físico rompe este círculo vicioso de desacondicionamiento físico, incrementando la tolerancia a la realización de las actividades de la vida diaria, alivianando los síntomas de disnea, mejorando la capacidad funcional y la calidad de vida del paciente. Cada uno de ellos son factores que predicen la mortalidad. Además, la práctica regular de ejercicio físico reduce el número de agudizaciones y hospitalizaciones debido a las exacerbaciones de la enfermedad. Igualmente, estudios recientes están confirmando la efectividad de la inclusión del ejercicio físico como componente fundamental dentro de los programas de rehabilitación pulmonar para reducir costes en el sistema sanitario.

Entrenamiento de resistencia aeróbica

El entrenamiento aeróbico ha sido el componente fundamental en los programas de ejercicio físico para los pacientes con EPOC para la mejora de la calidad de vida. Estudios recientes han confirmado que la realización de un programa exclusivo de resistencia aeróbica de 3 a 5 sesiones a la semana durante 8 a 12 semanas a una intensidad relativa entre los 60 y 80 por ciento de la carga máxima del trabajo en bicicleta y o de consumo máximo de oxígeno mejora la potencia aeróbica máxima, la capacidad aeróbica, la capacidad funcional y disminuye la sensación de fatiga y alivia la disnea durante las actividades de la vida diaria.

Entrenamiento de la fuerza. El deterioro de la fuerza que se observa en las personas con EPOC es otra de las alteraciones más importantes que afectan a la capacidad funcional y a la calidad de vida de los pacientes. Así, diversos estudios han observado una pérdida en la fuerza máxima isométrica de agarre de las manos y en la fuerza máxima de miembros superiores e inferiores. Esta pérdida de la capacidad para la manifestación y desarrollo de la fuerza máxima en los pacientes con EPOC ha sido asociada principalmente a una disminución de la masa muscular medida por una atrofia de las fibras de contracción rápida y lenta y a una disminución de las hormonas anabolizantes.

Los programas de fuerza deberían tener una duración de 8 a 12 semanas, una frecuencia semanal de 2 a 3 días, de 3 a 4 series y una intensidad entre el 60% y el 90% de un MR. Se observa que se alivia la disnea, se disminuye la fatiga, se incrementa la fuerza muscular y se mejora la capacidad funcional.

Debe haber una evaluación médica previa. Previamente a la indicación del programa es necesaria la valoración por un neumonólogo que realizará una anamnesis completa recogiendo además los antecedentes personales y familiares del paciente, una exploración física general y del aparato locomotor para valorar posibles limitaciones funcionales y constató el estado funcional respiratorio del paciente mediante la reacción de espirometría, pletismografía y medición de presiones inspiratorias y espiratorias máximas para determinar la limitación ventilatoria.

Recomendaciones para el entrenamiento

No utilizar ninguna ecuación tradicional, ejemplo 220 menos la edad, para la estimación de la frecuencia cardíaca máxima como método de prescripción de la intensidad del ejercicio físico aeróbico ya que el paciente con EPOC no alcanza la frecuencia cardíaca máxima teórica para su edad. Comenzar a hacer ejercicio aeróbico de forma intermitente durante 20-30 minutos.

Inicialmente se puede dividir el tiempo en 2-3 veces de 8 a 10 minutos que sumen 20-30 minutos y realizar descansos de 2 a 3 minutos. Hacer movimientos generales, realizar movimientos de compresas entre 10 y 12 repeticiones movilizando grupos musculares grandes.

Evitar la maniobra de valsalva durante la ejecución de ejercicios de fuerza, evitar los ejercicios isométricos y evitar realizar repeticiones hasta el fallo o agotamiento.

Comentarios