Este domingo 8 de octubre se cumplieron 230 años del hito trascendental del origen de nuestro partido.
Fue en un día como hoy del año 1793 que el presbítero Vicente Piñero tomó posesión de las tierras próximas a la Cañada de Giles, donadas por don Francisco de Suero y Giles, a nombre del Niño Dios y San José.
El lugar donde se hizo el acto hoy, en Arroyo y Saavedra, es aquel donde el sacerdote rezó una misa aceptando las tierras en donación, colocando la piedra fundamental.
Y 13 años después, un 30 de noviembre de 1806 se fundaría nuestro pueblo.
El justo homenaje a Piñero fue reclamado en su momento por los historiadores locales y en 2003 se aprobó la Ordenanza 877 para rendir homenaje al Padre y fomentar el conocimiento de esta historia.
Estuvieron presentes, representantes del Departamento Ejecutivo, HCD, Consejo Escolar, la Iglesia, inspectores de educación, instituciones intermedias y vecinos.
Tras el izamiento de banderas, se entonó el Himno Nacional Argentino y se colocaron ofrendas florales.
Primero habló en representación de la Iglesia, el diácono Osmar Branchini, destacando el recorrido por aquellas casas del entonces Pago de Areco llevando la palabra del Evangelio, pero imaginó también que quería dar más a sus habitantes, entonces avanzó más allá para hacer una comunidad, caminar y proyectar.
El historiador Héctor Raúl Terrén evocó al fundador. Comentó que “habiendo partido desde la desembocadura del Arroyo de Giles en el Río Areco junto a vecinos (donde hoy se encuentra las cabinas de peaje en la autovía 8), partió la comitiva viajando por las orillas del Arroyo, descansando en casas de campo, por ejemplo, en la Posta de Figueroa. Luego explicó, que con el dueño de la Posta, Pascual Antonio de Figueroa y el agrimensor, Francisco Julián de Cañas, entre otros, viajaron hasta el lugar donde hoy se hizo el acto. La idea era aceptar la donación de las tierras y realizar un oratorio también, que recién pudo hacerse en noviembre de 1806”.
Finalizó el acto, el presidente del Concejo Deliberante, Gustavo Lennard, expresó que “todo grupo humano tiene la necesidad social de alcanzar una conciencia de su pasado como un componente inevitable de su presente y en ese sentido la historia, nos proporciona conciencia de nosotros mismos, de lo que somos, de lo que hacemos, de nuestra identidad, de nuestra situación en el tiempo y también de nuestra continuidad, de nuestro futuro”.
Luego se refirió a la aceptación de las tierras y comentó que “se fueron haciendo ranchos que eran pocos hasta comienzos del siglo XIX. Algunos, para defender el territorio, otros relacionados a la Iglesia, para dejar constancia de los nacimientos, otros eran postas del camino desde Buenos Aires al Alto Perú, para que las personas y los animales pudieran descansar. Todo cambia en 1810 donde el Estado comienza a hacerse cargo del territorio y el surgimiento de instituciones”.